Hace pocos días conocí personalmente a Alfonso Rubio-Manzanares. Alfonso es presidente del think tank Barcelona qbit y CEO de Entanglement Partners. Está también muy relacionado con el mundo startup, ya que es director del Venture Builder The Carrot Cake.
Hablé un momento con él sobre un tema que le apasiona y al que hoy dedica energía: La Cuántica. Dijo que Barcelona estaba en una posición privilegiada para estar entre el conjunto de hubs mundiales que ha de liderar la gran revolución que la aplicación tecnológica de ese conocimiento científico va a suponer. Textualmente dijo: “De los 100 mejores científicos y tecnólogos mundiales que están actualmente liderando este campo, 10 están aquí”. Muy rápidamente, me dio nombres y mencionó proyectos. Desde la conversación que mantuve con él, he tirado de esos hilos que sugirió y he entrado en esta parte de nuestro ecosistema. Os resumo ahora lo que he visto.
Pero antes debo decir algo sobre la Cuántica.
Recuerdo de mis estudios de ingeniería, de las duras asignaturas de física, que tenemos 3 grandes pilares teóricos en esta ciencia: la mecánica clásica de Newton, que se centra en el movimiento de los cuerpos, la relatividad de Einstein, que dibujó lo muy grande, el universo, y finalmente, la mecánica o física cuántica, que explica lo muy pequeño y que empezó a formularse justo al empezar el siglo XX. La cuántica no se atribuye a un investigador en particular. Se formuló en base a aportaciones de un amplio conjunto de mentes privilegiadas: Planck, Schrödinger, Heisenberg, Bohr… La cuántica es complicada de asimilar, ya que supone unas reglas enormemente distintas a lo que vivimos y percibimos. Por ejemplo, matemáticamente, la cuántica se basa en una función de onda para describir la información que tenemos de un (muy pequeño) objeto físico, el electrón, pongamos por caso. La teoría dice también que el conocimiento que podemos tener de esa partícula es probabilístico: La función de onda describe la probabilidad de que una partícula esté en un lugar y tiempo determinados. Otro postulado de la cuántica es que es imposible conocer posición y velocidad simultáneamente, ya que al medir una modificamos la otra. Finalmente, la cuántica establece que antes de medir algo, ese algo está a la vez en sus estados posibles (la famosa paradoja del gato vivo y muerto) y que solo se concreta una opción cuando se mide. Al medir, la función de onda colapsa a un estado concreto. No existe por tanto una realidad independiente de nosotros. Es una teoría física que en determinados momentos conecta con la filosofía.
Las aplicaciones de la física cuántica ya las tenemos entre nosotros desde hace mucho tiempo: la nanotecnología, la resonancia magnética, el láser, la tecnología de superconductores, la tecnología de transistores tiene también base cuántica, en los semiconductores, la tecnología de posicionamiento por GPS ha sido también posible gracias al conocimiento otorgado por esa rama de la física.
La segunda revolución cuántica: Los ordenadores cuánticos
Hoy estamos a las puertas de una segunda revolución cuántica, relacionada con la creación de los llamados ordenadores cuánticos. Hace muy poco, IBM ha anunciado “el primer ordenador cuántico comercial”, el Q System One.
Los ordenadores cuánticos cambiarán el mundo como ninguna tecnología lo ha hecho hasta hoy. Su capacidad de cálculo será enorme, inasumible para nuestras mentes. ¿Cómo está posicionado nuestro ecosistema en este futuro? Alfonso Rubio afirma que estamos en condiciones de situarnos entre el pelotón de líderes de la revolución, en el ámbito de los algoritmos cuánticos. La definición y construcción de ordenadores cuánticos será liderada por otros ecosistemas científicos y tecnológicos alrededor del mundo. Repaso rápidamente los pilares principales sobre los que se puede sustentar nuestra apuesta:
1) El Instituto de Ciencias Fotónicas es el principal polo de Ciencia en Cuántica en nuestro ecosistema.
2) El supercomputador BSC, como gran infraestructura científica tiene también algunas líneas de investgación en este ámbito.
3) Tenemos científicos de prestigio mundial como Juan Ignacio Latorre de la Universidad de Barcelona.
4) El think tank Barcelona qbit, liderado por Alfonso Rubio, es tremendamente activo congregando un ecosistema de emprendedores y tecnólogos locales.
4) La Asociación empresarial Quantum World Association-QWA presidida por mi buen amigo Oscar Sala. ¡Oscar! ¿De dónde sacas el tiempo?
5) Bajo el paraguas de la QWA, se ha establecido la Quantum Blockchain Alliance (QBA), compuesta por la consultora Entanglement Partners (presidida por Josep M. Vilà), ISACA Barcelona Chapter y EURECAT. Dicha iniciativa quiere dedicarse a aplicar tecnología cuántica a blockchain.
6) Hace menos de un año, se anunció que Microsoft escogía Barcelona para abrir un laboratorio de cuántica. La apuesta de Microsoft por Barcelona está relacionada con Metempsy, dedicada a la arquitectura de ordenadores y fundada por emprendedores que habían trabajado para Intel en su laboratorio de Barcelona, hasta que fue cerrado en 2014.
7) Tanto ICFO como Barcelona qbit generan startups y spinoffs (unas 5 o 6 cada año) que constituyen semillas de nuestro cluster de Cuántica. Os pongo un ejemplo: Quside, spinoff del ICFO.
8) En Barcelona tenemos The Quantum Revolution Fund. Jaume Torres me recuerda que se trata del primer fondo de inversión europeo de cuántica. Ese fondo es gestionado por Q Ventures, inversores especializados en cuántica.
9) Los promotores de QVentures están también detrás de Q Foundation, que tiene por misión la difusión de la mecànica cuántica. La fundación actúa también de aceleradora de startups de este ámbito tan específico.
Si queréis conocer este nuevo mundo, os recomiendo la exposición “Cuántica. En busca de lo invisible” que podréis encontrar en el CCCB entre el 9 abril y el 24 septiembre.