1-Startups

¿Por qué “se han puesto de moda” las startups ?

No es una moda. Es un cambio de modelo a la hora de generar innovaciones, novedades, tecnología, disrupción. El fenómeno de las startups proviene de Silicon Valley y se extiende a muchos otros lugares del mundo. Normalmente sobre grandes ciudades. Hoy existe un centenar de ecosistemas emprendedores en el mundo. Pero ¿porque se da este fenómeno? Está relacionado con la tecnología y la disrupción. Las startups son relevantes ya que generan novedades, innovación, disrupción, tecnología y lo hacen de manera muy rápida. Y el cambio tecnológico es hoy el gran motor del desarrollo económico. Los cambios tecnológicos en determinados sectores son como explosiones que proporcionan el impulso necesario para la evolución.

Si repasamos las políticas de crecimiento económico de los países occidentales de mitad y segunda parte del siglo pasado veríamos que esas políticas ponían las grandes empresas en el centro de su foco. ¿Recordáis aquello de “What ‘s good for General Motors is good for America”? Los países que no tenían grandes empresas propias hacían esfuerzos para atraer inversión extranjera. Más tarde se afianzó la apuesta por la llamada economía del conocimiento, por la I + D, las universidades, los centros de investigación, etc. Europa apostó claramente por este modelo. Simultáneamente, la globalización llevaba la fabricación desde los países occidentales a otros lugares del mundo, provocando la pérdida de puestos de trabajo. Se decía que la capacidad competitiva mundial ya no se basaba en el capital sino en el conocimiento. Pero Europa y Estados Unidos se encontraron con resultados imprevistos de sus políticas y se generó la siguiente paradoja: Suecia primero, Estados Unidos después y finalmente Europa [1] se dieron cuenta que invertían mucho en conocimiento pero que estas inversiones no se trasladaban a la sociedad. Se generaban muchas publicaciones científicas pero pocas patentes, pocos productos, poca tecnología. Durante años, las sociedades occidentales buscaron (y aún lo hacen) [2] soluciones a esta paradoja. Se han invertido muchos recursos para crear y hacer funcionar estructuras de transferencia de tecnología (oficinas, parques científicos…) y se han analizado factores culturales y organizativos en las universidades para detectar dónde estaba el problema.

Pero hoy hay una sólida corriente de opinión académica y política que defiende que el emprendimiento y las startups son de hecho, más que la transferencia de tecnología, las herramientas que permiten sacar jugo masivo a esta apuesta por el conocimiento. La gran inversión en conocimiento, en I + D, hecha durante todos estos años por las sociedades occidentales (y en los últimos años, por todo el mundo de manera general), toda esta inversión ha generado personas altamente formadas en ciencia, innovación y tecnología. Pero también abiertas, creativas, tolerantes, viajadas, con experiencia. La sociedad ha generado poblaciones que pueden generar o reconocer ideas y, con el emprendimiento, llevarlas a la práctica. Las ideas son la fuerza motriz de la actividad económica y para que las personas puedan sacar provecho de estas ideas, deben convertirse en emprendedores. Y como el conocimiento resultante de la apuesta por universidades y centros de investigación a la que acabamos de hacer referencia se concentra geográficamente, también el emprendimiento se concentra geográficamente, en ecosistemas locales. En otras palabras, cuando hay inversión en conocimiento, en I + D, en ciencia, en capital humano, etc. la comercialización tiende a ocurrir en las proximidades geográficas de las fuentes de conocimiento. El conocimiento “derrama”, desborda a través del emprendimiento. Cuando las personas tienen acceso a ideas, es probable que creen empresas en las proximidades de las fuentes de estas ideas.

Este concepto está en la base de los ecosistemas emprendedores. Hoy se habla de estos ecosistemas con toda naturalidad. Se habla de ecosistemas de startups generados a partir de potentes ecosistemas de talento y creatividad, investigación e innovación. El análisis global de referencia de las startups y de sus ecosistemas es el que lleva a cabo Compass con el apoyo de Crunchbase. En su informe “The Global Startup Ecosystem. Ranking 2015” identifican los 20 ecosistemas emprendedores más relevantes del mundo [3] Son estos: Silicon Valley, New York, Los Angeles, Boston, Tel Aviv, London, Chicago, Seattle, Berlin, Singapore, Paris, Sao Paulo, Moscow, Austin, Bangalore, Sydney, Toronto, Vancouver, Amsterdam, Montreal.

Los ecosistemas que más posiciones subieron en relación al informe previo fueron Nueva York, Austin, Bangalore, Berlín y Chicago. Los que más bajaban eran Vancouver, Toronto, Sydney y Seattle. En relación al informe anterior, habían caído de las primeras 20 posiciones Santiago de Chile, Melbourne y Waterloo (Canadá).

Han aparecido tantas startups en la escena global que The Economist asimila la explosión emprendedora con la Explosión del Período Cámbrico en la historia biológica de la tierra. Las empresas con alto potencial de crecimiento han penetrado en casi todas las áreas de la sociedad y por cada empresa de la Era Industrial que declina o se transforma, uno puede encontrar uno o varios sustitutos emergentes de la Era de la Información. [4 ] En el informe no aparece Barcelona entre los 20 sitios más activos. Lo veremos más en detalle más adelante pero avanzamos que Barcelona se sitúa entre los 4 o 5 primeros ecosistemas emprendedores de Europa y se encuentra entre los 30 primeros a nivel mundial. [5]

Las universidades, los centros de investigación y los centros tecnológicos tienen por tanto un papel fundamental en la concreción de los ecosistemas emprendedores. [6] Por dos motivos: Aportan una base fundamental de generación de oportunidades y proporcionan la educación y el ambiente adecuados a los emprendedores para incitarlos a crear empresas. Hoy el papel de la Universidad no puede limitarse pues a transferir resultados de investigación. El mandato de la Universidad en esta nueva Sociedad Emprendedora es aportar liderazgo para crear un pensamiento emprendedor, para motivar acciones y consolidar instituciones que fortalezcan el capital emprendedor. Es necesario por tanto que las universidades impregnen de ciencia, innovación y tecnología a sus estudiantes y que los motiven a identificar oportunidades disruptivas y llevarlas a la sociedad.

Como decíamos, la apuesta de los territorios por la I+D, por las universidades, por el conocimiento, ahora sí que adquiere sentido.

[1] Recordad la paradoja Europea referenciada en el Libro Verde de la Innovación en Europa, de 1995

[2] De hecho, algunos de nossotros, que hemos trabajado en temas de transferencia de tecnología, le hemos dedicado buena parte de nuestra carrera profesional.

[3] Excepto China, Corea del Sur y Japón

[4] Steve Blank – Informe de Compass

[5] Barcelona, the 4th most active Startup City in Europe and 30th worldwide, Seedtable 2013

[6] Y por este motivo, también esos ecosistemas están centrados en ciudades