Startup + Industria = NorthVolt

Northvolt nació en 2015 como una startup (inicialmente llamada SGF Energy). Vio la luz para afrontar un reto de impacto, idealista, humanitario: mitigar los efectos del cambio climático, acelerando la transición hacia una sociedad libre de combustibles fósiles. Y para ello, se planteó diseñar y fabricar celdas de batería. Ahora, en este mes de noviembre recién acabado, la empresa se acoge a la protección de la ley concursal de los Estados Unidos. Veamos qué ha ocurrido en su periplo.

Fundaron NorthVolt Peter Carlsson, Paolo Cerruti, Carl Erik Lagercrantz y Harald Mix. Peter venía de Tesla y había trabajado también en Sony Ericsson. Era un profesional con amplia experiencia en fabricación, compras y cadena de suministro. Paolo Cerruti había estado en Nissan, Renault y Tesla. Carl y Harald son los promotores de Vargas Holding, un fondo de impacto con sede en Estocolmo, creado en 2014 e interesado en empresas sostenibles, que ayuden en el gran reto del calentamiento global.

Peter y Paolo se habían conocido en Tesla. Allí vieron que, en el futuro, en todo el planeta, habría gran necesidad de celdas de batería. En 2014, Tesla estaba construyendo su planta de baterías en Nevada; gigantesca, una de las gigafactories de la empresa, de medio millón de m2 y 35 GWh de producción. Musk dijo que la transición energética global comportaría la construcción de 100 plantas como esa.

En 2016, nuestros emprendedores de Northvolt decidieron construir una gigafactory similar de baterías en Europa, de un coste estimado de 4.000 millones de euros, para una producción anual de 40 GWh. Pensaban ubicar la planta en un único emplazamiento y contaban tenerla a punto en 18 meses. Ello suponía un reto enorme: Encontrar el lugar, disponer de los permisos ambientales, desarrollar el proyecto de construcción, tener acceso a grandes cantidades de energía (verde), etc.

NorthVolt buscó sitios que tuviesen parcelas de 700.000 m2 con un permiso de zonificación industrial y suficiente energía disponible a pie de terreno (por cierto, un gran reto: ¿cuántos terrenos así hay actualmente en España?). Finalmente, las ubicaciones seleccionadas fueron dos: Skellefteå, a 800 km al norte de Estocolmo, cerca del círculo polar ártico, y Västerås, 100 km al oeste de la capital.

Campus de la Luleå University of Technology en Skellefteå

Poco a poco, en un continente necesitado de este tipo de iniciativas, Northvolt estableció acuerdos importantes con grandes corporaciones: ABB, Vestas, Scania, Siemens, Volvo, BMW, etc. También con entidades públicas: el Banco Europeo de Inversiones aprobó préstamos a la compañía por unos 400 millones o la Agencia Sueca de Energía le otorgó una subvención de 14 millones de euros. Recibió también la ayuda del Banco Nórdico de Inversiones (NIB), de Vinnova, la agencia sueca de innovación, y de Business Sweden. Northvolt participaba en la iniciativa europea InnoEnergy y era actor esencial en la EU Battery Alliance, ya que construía la primera fábrica de baterías de génesis europea.

Hace poco, en este mismo 2024, Northvolt contaba con unos 6.000 trabajadores. De hecho, se esperaba que la fabricación de baterías proporcionase un gran número de empleos en toda la zona nórdica y en el continente. El gráfico siguiente resume previsiones realizadas en 2023.

Desarrollo de baterías en Europa

Modelo de negocio

El reto de Northvolt iba mucho más allá de la producción de baterías. Pretendía construir la batería más ecológica del mundo, que tuviese una huella de carbono mínima. Planteaba un modelo limpio totalmente integrado, en todas las fases, que iba desde la materia prima, trabajando la conversión de litio, hasta el reciclado de sus baterías. Cerraba pues el círculo de la producción. La empresa tenía un compromiso total con la sostenibilidad y en toda la cadena: abastecimiento de materias primas, producción, transporte de bienes y nuevas tecnologías de reciclaje. Ya en 2019, Northvolt lanzó Revolt, su programa de reciclaje y estableció una planta piloto de reciclaje en Västerås. No era únicamente una cuestión de sostenibilidad. También pretendía asegurar su cadena de aprovisionamiento. Es un enfoque que refuerza toda la cadena de valor y estimula las inversiones y el crecimiento. Pero es exigente.

Más plantas de fabricación

En diciembre de 2019 la planta de Skellefteå produjo su primera celda de batería. Northvolt construyó o planeó otras plantas de producción: en Portugal, Polonia, Alemania o Canadá. Estos dos últimos países han concretado ya o prometido importantes aportaciones públicas para esas plantas. En 2022, Northvolt anunció otra planta en Suecia, concretamente en Borlänge. Compró allí una fábrica de papel para reconvertirla en producción de baterías. Pero a mediados de 2024 desistió del proyecto y comunicó que ubicaría esa producción en la gigafactory de Hamburgo. La fábrica de Alemania era en colaboración con Volkswagen, aunque finalmente la compañía automovilística ha decidido hacerla sola.

Inversores

NorthVolt ha requerido hasta ahora unos 13.000 millones de dólares, entre deuda e inversión. Los socios principales de la compañía han sido Volkswagen (22%), Goldman Sachs (19%), Vargas Holding (7,6%), Peter Carlsson (6,9%), el fondo de pensiones danés ATP (5,3%), Ballie Gifford (4,7%), Volta Investment (4,5%), el fondo de pensiones sueco AP Funds (3,7%), AMF (3,1%) e IMAS Foundation, del grupo IKEA (2,6%). Otros inversores que han participado en la compañía han sido OMERS Capital Markets, Kolksam Group, AMF, Ava Investors, Swedbank Robur, PCS Holding, Olympia Group, TM Capital, Compagnia di San Paolo (a través de Fondaco Growth), East Innovate, ADQ, GIC, Chow Tai Fook Enterprises (CTFE), J. Safra Sarasin o Folksam, una de las mayores compañías de seguros suecas.

Los problemas

Pero ahora NorthVolt está en concurso de acreedores, desde el pasado 21 de noviembre. Pocos días después, Goldman Sachs enviaba una carta a los inversores en la cual informaba que provisionaba a 0 su participación en NorthVolt, antes valorada en casi 900 millones de dólares. También Volkswagen ha ido depreciando el valor de su participación, de unos 700 millones de euros a finales de 2023, una cuarta parte menos que un año antes. A finales de septiembre, NorthVolt despedía a 1.600 empleados. ¿Cuáles han sido los problemas de la compañía? 

Antes de enumerarlos, una primera reflexión: Los chinos y los americanos son capaces de escalar. Parece que los europeos no encontramos la manera. En una entrevista muy reciente, referida a los problemas de Northvolt, el CEO del fondo danés ATP decía que en Europa se analiza con lupa el riesgo de los proyectos en los que hay que poner dinero público. En China, en cambio, se dedican enormes cantidades de dinero común a proyectos que finalmente van mal. Y la respuesta colectiva allí es…. aún mayor decisión y velocidad de acción en las siguientes iniciativas. Desde este punto de vista, es una suerte que, en esas condiciones, un país como Suecia y un continente como Europa aún tenga gente como Peter, Paolo, Carl y Harald.

Dicho esto, lo que esos emprendedores se planteaban (y tal como lo hacían) era muy propio del mundo de las startups, muy Muskaniano. Un gran reto y de impacto: Contribuir a mitigar el cambio climático. Pero para las empresas industriales, lo terrenal marca la existencia. Y no es inmediato pasar del reinado de los retos, del mundo startup (donde hay que querer lograr lo imposible) a esa visión pragmática propia de la empresa industrial. Esa evolución comporta enormes cambios internos en una empresa, complicados de realizar en poco tiempo. Northvolt, como Tesla, era pues ambición, dificultad y velocidad.

  • Insistimos: fabricar no es fácil. A pesar de que la planta de Skellefteå había producido su primera celda de batería en diciembre de 2019, a finales de 2024 aún funciona al 5% de su plena capacidad. Únicamente una de las cinco líneas está operativa y de forma parcial. La empresa ha sufrido el llamado “production hell”.
  • Si además se añade la necesidad de ir muy rápidos, el problema se complica.
  • Northvolt, que quería producir baterías plenamente europeas, paradójicamente depende de unas máquinas que vienen de China. En concreto, de la empresa Wuxi Lead, la cual tiene el 30% del mercado mundial de la maquinaria para fabricar esas celdas de batería. Parece ser que ha habido problemas de integración de esa maquinaria en las plantas de Northvolt.
  • El mercado del coche eléctrico no ha despegado tan rápido como se esperaba.
  • Dependencia de pocos clientes, lo que ha constituido la guinda del pastel: BMW ha cancelado un gran pedido de 2.000 millones de euros, en respuesta a los retrasos en las entregas.
  • Un modelo de negocio muy ambicioso desde el punto de vista ambiental
  • La enorme deuda. La empresa tiene en este momento unas necesidades inmediatas de liquidez de unos 800 millones de euros.
  • Hay quién dice que estamos en una burbuja de fabricantes de baterías. De hecho, el joven profesor sueco Christian Sandström (de perfil muy liberal) critica las burbujas verdes provocadas por el soporte público a este tipo de proyectos.

¿Cómo acabará la compañía? Seguramente en manos de empresas chinas. De hecho, Northvolt ya está en conversaciones con el gigante de las baterías CATL y también con BYD, buscando inversión.

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