En la oficina, con las personas del equipo, en el Área de Análisis Estratégico de la Dirección General de Industria, nos preguntamos cada día: “¿Qué significa reindustrializar?”. Si, ya sé que alguien dirá: “Caramba, responder a esa pregunta parece fácil”. Pero no es cierto. Me atrevo a decir que nadie en el mundo conoce (aún) la respuesta exacta a esta pregunta. El mundo occidental está ahora estudiando si efectivamente esa reindustrialización (sea lo que sea) se está o no produciendo y, en caso afirmativo, de qué forma.
Es por ello que son muy bienvenidos artículos como éste: “Regional reindustrialization patterns and productivity growth in Europe”. Ha sido escrito por Roberta Capello y Silvia Cerisola, ambas del Politécnico de Milán. Esas investigadoras analizan la hipotética reindustrialización en Europa, así como sus efectos sobre la productividad, esa vital variable (la más importante) de la economía para cuya mejora todos cobramos –o deberíamos cobrar- nuestro sueldo cada día.
Roberta y Silvia usan un marco teórico concreto, la idea de Path Dependence, formulada por el economista Paul David en 1985. Se aplica tanto a empresas como a territorios (de hecho, a cualquier sistema en general, también biológico) y se basa en una visión dinámica y evolutiva, de la economía. Se puede resumir diciendo que la historia y el pasado importan: lo que una empresa o un territorio hace o puede hacer hoy depende de lo que hizo en el pasado. Es decir, un sistema que es “path dependent” evoluciona como consecuencia o en función de su historia. No entro en más detalles sobre esta teoria. Si tenéis interés en ella, os recomiendo acudir a algunas de las publicaciones científicas de Paul David.
Vuelvo al artículo de Roberta Capello y Silvia Cerisola y a su apartado de introducción, en el que afirman lo siguiente. En las últimas décadas, Europa se ha desindustrializado. Y ello se ha tratado de justificar como un proceso natural inherente a las economías modernas. Inicialmente se explicó como una siguiente fase en la secuencia que va desde la agricultura a los servicios pasando por la industria. Más tarde, se dijo que la mejora de la competitividad territorial podía ser compatible con la pérdida de la industria. Se argumentó también que la desindustrialización era consecuencia de varios factores simultáneos: la innovación tecnológica; el comercio internacional; la deslocalización de la producción a países en los que los costes laborables eran más bajos, o también por cambios en los hábitos de los consumidores a medida que los ingresos aumentaban.
Pero con el tiempo se percibieron efectos negativos. La desindustrialización se acompañó de una bajada en la productividad. Se produjo una pérdida de know how y de una fuerza laboral especializada. También se dio una terciarización de la economía, con servicios de poco valor añadido. Esos efectos negativos y la gran crisis de 2008 hicieron ver las cosas de manera distinta. De hecho, Europa se dio cuenta de su error. La desindustrialización había menguado la productividad. ¡Y la productividad es el factor esencial para sustentar el bienestar y la riqueza!.
Con ello, la Comisión Europea y los distintos países del continente llevan ya tiempo tratando de reindustrializarse. Pero, el contexto actual es distinto al de hace décadas. La industria ahora es o debe ser distinta. Por varios motivos. La lucha climática exige una industria limpia. Además, la tecnología avanza y provoca un tipo distinto de proceso industrial. Y por supuesto, las tensiones geopolíticas han puesto presión en las cadenas globales de suministro.
Así pues… ¡vuelve la industria! Pero, es otra industria. Ahí radica esa dificultad que os comentaba al principio de este post relativa a concretar lo que es la reindustrialización.
Con todo esto, ¿se está reindustrializando Europa? Y, este caso, ¿de qué forma lo hace? Esas son las dos preguntas que las citadas investigadoras tratan de responder en su trabajo. Ellas definen 4 patrones de reindustrialización, que resumen en esta gráfica.
- Las regiones del tipo A (upgrading) se reindustrializan adaptando su estructura industrial especializada previa a las nuevas condiciones actuales. Por supuesto, las autoras asumen que esa adaptación puede ser fallida, debido a las dificultades de adaptar lo antiguo a los nuevos requerimientos. Con ello, puede ocurrir que este tipo de regiones en realidad actualmente pueda estar desindustrializando.
- Las regiones B (Diversification) usan una base industrial previa (tecnologías, productos, fuerza laboral…) para evolucionar hacia una renovación y diversificación.
- Las regiones C y D suponen una reindustrialización hacia otras especialidades. Será C o D en función de la propensión a focalizar o a extender el nuevo conocimiento.
El mapa siguiente grafía los resultados de su trabajo.
Como resultado general, afirman que Europa en su conjunto se está reindustrializando. La mayor parte de regiones se reindustrializa, pero algunas hacen lo contrario. A nivel de países, solo Rumanía y Malta pierden industria.
Las regiones con el patrón C de reindustrialización (reorientación) son las menos numerosas en el continente. Las autoras creen que ello no es extraño ya que es la estrategia más complicada, al no sustentarse en las empresas previamente existentes sino en otras de creación reciente.
Tres regiones españolas (Catalunya, Pais Vasco y Valencia) se ajustan al primer tipo o patrón A. El artículo propone el tipo D para Aragón y Cantabria. Asturias se ajusta al tipo B y para las demás regiones españolas, el trabajo sugiere la reorientación o modalidad C.
En cuanto a la productividad, encuentran que:
- La productividad de las regiones que se reindustrializan tiene un mejor comportamiento que las que pierden industria. Lo sabíamos: La industria es el ámbito económico que mejor influye en la productividad.
- Las regiones europeas del tipo A (reinforcement o upgrading) son las que tienen mayores ganancias de productividad
Acabando, consideran que las políticas industriales regionales deberían dirigirse a reforzar las especificidades industriales locales cuando estas existen. Y cierran su trabajo diciendo que la modernización (descarbonización, tecnología, nuevos modelos de negocio, cadenas de suministro, etc. etc.) es el elemento esencial, en cualquier tipo de región.