Cómo sacar jugo económico a la inversión pública en I+D (*). Es decir, a aquella investigación que se realiza en Universidades, Hospitales y centros de investigación (por ejemplo, los del CNRS francés o los del CSIC español). Ese es uno de los mayores retos a al que se enfrentan diariamente las políticas de innovación en el mundo.
(*) Aunque a mi no me gusta, por muy simplista, voy a utilizar la idea siguiente, ya que parece ser muy pedagógica y lleva a entender el reto de manera rápida: La investigación pública convierte dinero en conocimiento. Después, hay que convertir de nuevo ese conocimiento en dinero.
Se puede expresar el mismo reto de forma algo distinta, menos economicista y más acorde a lo que motiva a la sociedad actual. Es decir: ¿cómo puede la gran inversión en I+D que se realiza hoy en día en el mundo ayudar a resolver los principales retos de las personas y de la humanidad en su conjunto? Con ello, la frase inicial con la que empezaba este post debería expresarse así: “Cómo convertir Ciencia en Impacto”.
En Holanda encontramos un programa que sugiere uno de los caminos recientemente descubiertos para esa conversión. The Faculty of Impact es un programa nacional creado por la asociación de universidades de aquel país (Universities of the Netherlands, que sería equivalente a la CRUE española) y el Dutch Research Council (que en España sería la AEI, la Agencia Estatal de Investigación). El programa, al cual se accede mediante convocatoria, ofrece ayudas postdoctorales por un período de dos años.
Para aquellas personas que no conocen el mundo de la investigación pública, aclaro que las ayudas postdoctorales existen desde hace décadas en todos los países desarrollados. Las personas a las que se les asigna una ayuda postdoc (así se les llama de forma abreviada) deberán trabajar durante 2 años para avanzar la investigación que realizaron en sus tesis doctorales (cosa que hicieron a través de otro tipo de ayudas a las que se les denomina predoctorales o predocs, que suelen ser de 3 o 4 años). Las ayudas postdocs no son pues nada nuevo. Son de hecho, muy antiguas. Pero siempre se han orientado a la investigación. Es decir, las personas que reciben esas ayudas deben continuar haciendo Ciencia durante otros dos años después de su tesis doctoral.
Sin embargo, esas postdocs holandesas son distintas: Los beneficiarios no deben realizar más investigación. Lo que deben hacer es usar lo que han obtenido en sus 3 o 4 años de ayudas predocs para preparar la creación de una empresa que acerque aquellos resultados a su aplicación práctica, al impacto en las personas y en la sociedad. Son postdocs emprendedores.
Esos postdocs presentan sus candidaturas habiendo negociado previamente con sus instituciones (universidades, centros de investigación…) la total disponibilidad de la propiedad intelectual de su investigación. Ese freedom to operate es un requisito de acceso.
El origen de la idea: Jacobs Technion Institute en Cornell Tech
The Faculty of Impact no es de hecho el origen de la idea. La inspiración holandesa vino del otro lado del Atlántico. En concreto, de Nueva York (y también de Berkeley, pero en este post no entro en detalles sobre las influencias californianas en el programa holandés). En Nueva York se halla Cornell Tech (podéis leer aquí sobre esta iniciativa) y, dentro de ese campus, está el Jacobs Technion Institute.
En esa institución el Runway Startup Postdoc Program se define como una mezcla entre entidad investigadora, escuela de negocios y aceleradora de startups. Runway capta doctorados recientes que quieran pasar de una mentalidad académica a una perspectiva empresarial. A lo largo de dos años, esas personas reciben tutoría académica y empresarial pero también un salario, una cantidad económica adicional para dedicar a su proyecto y un espacio en el que alojarse. Pero el elemento más distintivo del Programa es su “modelo de negocio”, es decir, su manera de gestionar las relaciones legales y económicas con las empresas que ayudan a crear.
- En cuanto a la propiedad intelectual, no pierden el tiempo en negociar los términos económicos de una licencia: conceden automáticamente a los postdocs una licencia exclusiva, perpetua y libre de regalías para usar la tecnología que desarrollen en el programa
- Pero si toman acciones en las empresas. Lo hacen de manera similar a la manera en que opera Y-Combinator, el referente global en el ámbito de las aceleradoras. Es decir, cuantifican las aportaciones que realizan a cada postodoc que participa en el programa y a su empresa (cerca de 300.000 dólares por los 2 años) y esa empresa emite un SAFE (Simple Agreement for Future Equity) a una valoración determinada.
Los responsables del Jacobs Technion Institute creen que esa forma de operar llegará a convertirse un modelo, especialmente en ámbitos como los del hardware y el software.
En cuanto a las cifras, el Runway Startup Postdoc Program, cada año, da soporte a 10 empresas a las que dedica 2 millones de dólares.
Conceptualmente, la propuesta tiene su origen en Uzi de Haan, profesor de Technion, cuyas áreas de investigación son la innovación y el emprendimiento. En este link encontraréis un artículo de ese profesor escrito junto con Fernando Gómez‑Baquero. Fernando es el director del Runway Startup Postdoc Program. Recientemente ha impartido una conferencia en nuestro ecosistema.
Fernando y el Programa trasladan unos valores loables. Los enumero tal como aparecen en una de sus diapositivas:
- Tools Not Rules.
- Build Things that Matter.
- It Should Be Hard.
- The People Who Make Stuff Are The People Who Make Stuff.
- Don’t Be A Jerk.
- Always Have Something To Show.
- Connect The Dots.
Son valores que inspiran compromiso, dedicación y generosidad. Una generosidad que se convierte en rasgo genético del Programa mismo y que lleva a sus responsables a facilitar su réplica, ayudando y asesorando a aquellas instituciones de todo el mundo que quieran implantar la iniciativa. Precisamente, fue así como el Programa llegó a Holanda. Pero también a la Universidad de Concordia, en Montreal, desde la cual se extiende a otras universidades de ese país (Dalhousie University).
¿Qué tal si lo aplicamos en España? ¿Qué tal una convocatoria de postodocs emprendedores, dirigida a unos pocos de los miles y miles de postocs que el sistema investigador genera cada año?
La forma fácil de medir el impacto es la facturación de una nueva tecnología cuando llega a tener éxito. Pero no es la única. El impacto tiene que crear valor que podrá cuantificarse aunque no se pueda monetizar. En cualquier caso, parece que el impacto no es la mera publicación de papers y patentes. Muy buena reflexión, Pere, y espero que puedas ponerlo en marcha. Así como hay que aprender a hacer ciencia y tecnología, hay que aprender a crear ese impacto. Todas las pruebas nos ayudarán a aprender.
¡Gracias Iñigo!