Ciudades y territorios deben reinventarse cada cierto tiempo. Ciencia, Tecnología, Startups son apuestas siempre seguras. No es algo que sepamos de ahora. Grandes ciudades del mundo hicieron esa apuesta hace ya décadas. Y también otras urbes menos conocidas. Veamos el caso de Trieste.
Trieste es una ciudad encerrada al final de un largo pasillo de unos 40 kilómetros de largo y tan estrecho que en algunos puntos tiene poco más de 3 kilómetros. En un lado se encuentra el mar y en el otro la frontera con Eslovenia. La autopista que proviene de Udine cruza ese largo y estrecho pasaje hasta llegar a la ciudad de Trieste. Es el camino que recorrí hará unos 15 años, cuando visité el parque científico de la ciudad.
Trieste llegó a ser el principal puerto del imperio Austro – Húngaro y en 1719 recibió la condición de puerto franco. Por supuesto, esa condición fue un enorme activo para la ciudad. Algo así es suficiente para generar una intensa actividad económica y una sólida estabilidad a sus habitantes. Pero diversos hechos durante el siglo XX cambiaron lo que había sido una situación privilegiada. La reunificación del país después de la Primera Guerra Mundial afectó la actividad del puerto. La siguiente guerra conllevó otros inconvenientes: las fronteras resultantes del conflicto condicionaron la relación con los territorios próximos de ámbito comunista. Esta última circunstancia “encerró” a Trieste en ese pequeño rincón del nordeste de Italia al que antes me refería.
Hubo en la zona una sensación de crisis y un sentimiento de abandono estatal. Surgió una demanda de reparación. En reacción a ella, el Estado italiano dio soporte a sectores industriales. Pero fueron de perfil maduro y de fácil afectación en las diversas crisis que inevitablemente fueron llegando: siderurgia, el automóvil, la extracción de minerales, la mecánica, etc. En la ciudad y su entorno se llegó a niveles de ocupación en el sector industrial del orden del 20%. En cambio, los servicios, asociados al comercio, al turismo y a la actividad aseguradora ligada al puerto, llegaban a porcentajes del 80%. Además, faltaba en esa sociedad un espíritu emprendedor.
Fue en ese contexto en que la ciudad buscó nuevas formas de desarrollo económico. Y las encontró en la Ciencia. Los esfuerzos se dirigieron a consolidar una “ciudad de la ciencia”, con un enfoque diferencial a nivel global: se basó en relacionar investigación y países en desarrollo. El resultado es que hoy Trieste es sede de más de 30 centros nacionales e internacionales de investigación, con más de 5.000 científicos extranjeros que trabajan en ellos.
Encontramos allí centros de investigación como los siguientes:
- Universita degli studi di Trieste
- Scuola Internazionale Superiore di Studi Avanzati (SISSA)
- International Centre for Theoretical Physics (ICTP)
- Osservatorio Geofisico Sperimentale (OGS)
- Osservatorio Astronomico di Trieste (OAT)
- Istituto per l’infanzia “Burlo Garofalo”
- Laboratorio de Biología Marina (LBM).
- Istituto Sperimentale Talassografico F.Vercelli del CNR
- Fondazione Carlo e Dirce Callerio
- Istituto per lo Studio dei Trasporti nell’Integrazione Economica Europea
- International Institute for Human Rights Studies
- Istituto Sloveno di Ricerche (SLORI)
- International Centre for Genetic engineering and Biotechnology (ICGEB)
- Laboratorio di luce di sincrotrone ELETTRA
- Istituto Nazionale di Fisica Nucleare (INFN)
- Istituto Nazionale per la Fisica della Materia (INFM)
- International Centre for Science and High Technology (ICS)
- Centro di Ecologia Teorica e Applicata (CETA)
- Consorzio per l’Incremento degli Studi e delle Ricerche degli Istituti di Fisica dell’Università di Trieste
- Fondazione Internazionale Trieste per il Progresso e la Libertà delle Scienze
- The World Academy of Sciences for the advancement of science in developing countries (TWAS)
- Laboratorio Museale dell’Immaginario Scientifico (LIS)
- United World College of the Adriatic
- Consorzio MIB
Trieste es efectivamente una “ciudad de la ciencia”. Se denomina “sistema Trieste” a esta alta concentración en la región de instituciones dedicadas a la investigación científica y al desarrollo tecnológico. Es una de las áreas más potentes del país y también destaca a nivel mundial. Entre la población ocupada, 37 de cada 1.000 trabajadores activos se dedican a la I+D. Para que tengamos claro el alto volumen de esa cifra, ese número para toda Italia es 12. El valor en España no llega a 10 por cada 1.000, en Francia es 15 y en Suecia 17.
A mediados de los 60, la Universidad propuso la creación de un Área de Investigación, concepto parecido al de parque científico, aunque entonces todavía no estaba definido. De esa propuesta surgió AREA Science Park, que acoge a muchos de los centros de investigación mencionados.
Esas instituciones dedicadas a la ciencia han generado un terciario en el campo de la investigación científica. Se han generado también spinoffs, en algunos casos en colaboración con las grandes empreses presentes en la zona. También startups. El número de startups en la zona de Trieste es muy alto. Es por ello que a la ciudad se la llama el Silicon Valley italiano.