Los que vemos el ecosistema de startups desde el sector público, tendemos a identificar las debilidades y necesidades de ese ecosistema, para poder diseñar e implementar instrumentos públicos que ayuden a superarlas. Nuestro ecosistema de startups está tan desarrollado –con más fortalezas que debilidades- que el sector público tiene menos espacio dónde actuar. Pero aún hay opciones para esa intervención pública. En concreto, yo identifico dos puntos muy definidos:
- Al principio de la cadena de valor de las startups. Tan al principio que es “antes” de que las startups existan. Es decir, justo cuando se educan los emprendedores, en las escuelas y las universidades. La sensibilización y la promoción del emprendimiento en este estadio, cuando se están formando los emprendedores que llegarán al sistema dentro de poco tiempo, motivará una mayor creación de startups en el futuro próximo. Yo siempre digo –más por intuición que por datos concretos- que en el en el ecosistema de Barcelona se crean unas 300 startups cada año. Si queremos pasar al doble o al triple (que es la cifra del ecosistema de Tel Aviv) tenemos que incidir en esos futuros emprendedores.
- Existe otro punto dónde es necesario actuar, para facilitar el correcto desarrollo del ecosistema. Se trata del extremo opuesto al anterior, al final de la cadena de valor del emprendimiento, cuando las startups están ya maduras y cuando debería producirse la salida, el Exit, el momento en el que los inversores y emprendedores monetizan el tiempo y el dinero dedicados al proyecto. En este post hago un breve inciso a este segundo factor.
Llevamos ya unos cuantos años con un sólido ecosistema de startups en Barcelona y Catalunya. Pero las grandes cifras de inversión son relativamente recientes. Por ejemplo, en 2017 se superaron los 600 millones de euros. Pero ha sido un valor récord, superior en más del 50% al de 2016. No hemos tenido todavía demasiado tiempo para ver un “proceso sistemático” de salidas, de Exits. Y esas salidas son esenciales, ya que son la recompensa que todo el sistema espera. Además, los recursos económicos obtenidos en las salidas, se reinvierten en el sistema.
La pregunta es: ¿Hay que hacer algo para estimular esas salidas en nuestro ecosistema? Sabemos que las salidas se producen por dos mecanismos esenciales:
- Adquisición de la startup por parte de una empresa tradicional
- Cotización de la startup en bolsa
Sería deseable que nuestro ecosistema tuviese una bolsa más operativa que el MAB español. Pero aquí quiero mencionar otro mecanismo, que aunque no es un mecanismo estricto de salida, la avanza, la anticipa. Se trata de los fondos secundarios. Carlos Trenchs me mencionó ese mecanismo hace pocos días. Su opinión es que nuestro ecosistema lo necesita.
Los fondos secundarios son bien conocidos en el mundo empresarial. Pero son poco usados en el ámbito de las startups. En ese campo específico, los fondos secundarios adquieren acciones y participaciones de startups en fases avanzadas de las mismas. La entrada de esos fondos en las startups no suele ser a través de una ampliación de capital sino por adquisición a los socios que ya estaban en la compañía. Esos fondos secundarios pueden también adquirir participaciones en fondos que han invertido en startups, ayudando a mitigar su típica curva en J de su líquido.
¿Tiene sentido esa manera de actuar? Si, efectivamente, lo tiene. Los fondos que entran en ese estadio tienen un riesgo mucho menor a los que lo hicieron en estadios iniciales. Las startups en las que invierten en esas fases más avanzadas han superado ya riesgos tecnológicos y de mercado (las startups que no han tenido éxito ya no están en el sistema o bien –si todavía están vivas- presentan unos indicadores que facilitan su rápida identificación). Además, esos fondos van a permanecer menos tiempo en la compañía. Su horizonte temporal es muy inferior al de los fondos que han actuado en etapas iniciales de las startups.
Pero también tiene sentido para los promotores de las startups (emprendedores e inversores iniciales) ya que su salida –su Exit– puede anticiparse varios años. Por supuesto, con un ratio de retorno inferior al que conseguirían esperando al final del proceso. Pero esa anticipación del exit futuro es una gran necesidad de los ecosistemas de startups, ya que proporciona liquidez.
Los fondos secundarios tienen esa misión. Son un complemento necesario en los ecosistemas de startups.
Os pongo un ejemplo en un ecosistema de startups de referencia global: el Israel Secondary Fund (ISF). En 2017 puso en marcha su segundo fondo, de 100 millones de dólares. ¿El objetivo? Invertir en startups próximas al Exit. En ese momento, el responsable de ISF afirmaba “there has been a growing need by entrepreneurs and investors for liquidity in the years preceding an exit. ISF aims to become the preferred liquidity provider for entrepreneurs, executives and investors in the years preceding an exit, and to be a long-term financial partner for the companies and funds in which ISF invests.” El primer fondo de ISF había sido de 50 millones de dólares y había invertido en startups como Waze (adquirida más tarde por Google, en una transacción gigantesca) y Altair Semiconductor (que fue después comprada por Sony).
En el ecosistema de Barcelona… ¿Es el momento para que aparezcan estos aportadores de liquidez previos al Exit de las startups? ¿Es el momento de activar el mercado secundario en nuestro ecosistema de startups? Sí. Es el momento. Seguramente el derecho de adquisición preferente de nuestra legislación complica el tema. Pero el ecosistema está ya suficientemente desarrollado para que este tipo de inversor tenga espacio de actuación. Y las administraciones públicas debemos tomar nota de esta necesidad y tratar de acelerar la aparición de ese mercado secundario.
El problema con el MAB es más bien operativo: es muy caro y muy regulado, con la excusa de aportar mayor confianza al inversor (cuando se ha demostrado que no es cierto en diversas ocasiones) Lo ha diseñado el sistema bancario “tradicional” para reducir sus exposiciones (ver histórico de empresas que han salido a cotizar) y no pensando en un fondo que realmente refleje una cartera de STARTUPS o empresas de alto crecimiento donde las necesidades de capital suele ser más elevado (y arriesgado)
Pere como siempre das en la DIANA pero añadiria que el formato debería ser más NASDAQ con inversores privados, institucionales y sobretodo volumen!!!
¡Un Nasdaq aquí sería la guinda del pastel! Vamos a trabajar el tema 🙂