En el post anterior hemos hablado (mediante una conferencia de Enry Etzkowitz) de cómo veíamos la Universidad del futuro en el año 1999. En esos momentos, a finales del siglo pasado, fuimos muy activos analizando el nuevo rol de las universidades. Recordábamos entonces que las primeras universidades (Bolonia, París, Oxford) aparecieron durante el siglo XII. La docencia era la única función de aquellas instituciones primigenias. La ciencia, hasta los siglos XVII y XVIII, avanzaba por actuaciones individuales y de determinadas sociedades. En ese primer estadio, las universidades no participaban en el proceso de generación de conocimiento y se limitaban a transmitirlo. Parece ser que la primera universidad investigadora fue la de Berlín, fundada en el año 1809. Otras fuentes consideran que fue la Universidad de Göttingen, también en Alemania y creada en 1737. La universidad investigadora, en buena parte, fue consecuencia de los primeros efectos de la industrialización. El añadir la investigación a la docencia como misión universitaria constituyó una revolución, una primera gran revolución.
Decíamos en 1999 que las universidades se estaban enfrentando en ese momento a una segunda revolución que comportaba una nueva función: fomentar el desarrollo económico del entorno a través de la transferencia de tecnología y de la relación universidad-empresa. En este nuevo escenario, los investigadores tenían que contribuir, como antes, a la ampliación del conocimiento a través de la investigación. Sin embargo, entonces, además, tenían que facilitar su capitalización. De acuerdo con esto, la universidad de 1999 tenía ya tres misiones: la docencia, la investigación y el desarrollo económico del entorno a través de la transferencia de tecnología y la colaboración con la empresa. En ese contexto, el reto para la universidad era conseguir un equilibrio entre las tres responsabilidades y evitar que la que se había añadido más tarde, la de transferencia de tecnología y de colaboración con la empresa, hipotecase el buen desarrollo de las dos tradicionales. Si una de esas tres funciones no se ejecuta, la institución universitaria se resiente. Además, no es una responsabilidad puramente institucional. También los investigadores, de forma individual, deben mantener un equilibrio y contribuir a cada una de ellas. No es suficiente con que ciertas personas estén especializadas en investigación básica, otras en investigación aplicada y otras realicen docencia. La investigación básica es la fuerza motriz que garantiza una docencia de calidad y posibilita la investigación aplicada para la industria. También consolida la reputación y la competitividad internacional de la institución. Por su parte, la docencia suministra una fuente permanente de nuevos jóvenes talentos y es uno de los canales más importantes para generar un impacto en la sociedad. Finalmente, la transferencia de tecnología y la colaboración con la empresa constituyen un mecanismo de control, un vínculo con la realidad y, en definitiva, otro canal de influencia para la sociedad.
Durante los últimos 20 años hemos trabajado para conseguir este tipo de Universidad y hemos logrado el objetivo: Nuestras universidades tienen perfectamente asumidas las tres misiones. Pero…. ¿qué ocurre ahora? ¿Sigue siendo válido el mismo modelo conceptual? ¿Cómo definimos ahora la Universidad del futuro?
Las universidades hoy encaran un conjunto de retos. De manera tremendamente sintética, se aprecian dos grandes cambios:
- El primero es que la tercera misión evoluciona y desde la transferencia de tecnología, parques científicos, colaboración con el entorno, se llega a un modelo en el que los individuales se convierten en piezas esenciales de la disrupción y la creatividad. Los estudiantes son conscientes de que ellos son esos individuales que aportarán innovación y disrupción y exigen un medio para desarrollar sus posibilidades al respecto.
- El segundo cambio cuestiona totalmente la primera misión: la docencia. Las empresas innovadoras globales (por ejemplo Google) ya no valoran el certificado emitido por las universidades, el “sello” que acredita los conocimientos de una persona. El rápido cambio tecnológico y científico lleva a que determinados planes de estudios sean obsoletos antes de que salgan los primeros alumnos que lo cursan. La formación se está universalizando a través de plataformas como Coursera (coursera.org) que permiten acceder a la oferta de las más prestigiosas universidades sin salir de casa. Khan Academy empezó con videos y hoy es una plataforma global www.khanacademy.org. Aparecen también actores especializados que apuestan por entrar en la formación. Por ejemplo, el Barça ha puesto en marcha su Barça Innovation Hub dentro del cual podéis encontrar Barça Universitas ya con 12 cursos especializados en deporte: Certificado en Tecnología y Ciencias Aplicadas al Deporte, Certificado de Nutrición Deportiva o un Máster en Football Business, entre otros. Hace pocos días leíamos un artículo de Chris Weller[1] quién se refería a la visión del futurista Thomas Frey. Éste decía que en 2030 habrá una versión mucho más sofística y masiva de los actuales moocs (Massive Online Open Courses). Pero además, los profesores serán robots, que personalizarán la formación a cada alumno. La distribución de conocimiento de las universidades, la docencia, está por tanto en entredicho. Pero…. la Universidad son fundamentalmente espacios, científicos y alumnos. ¿Qué ocurre si los alumnos no tienen la necesidad de acudir a las Universidades para formarse? Los espacios docentes pierden el sentido. ¿En qué se convierte la Universidad?
Un avance del futuro puede ser el siguiente:
- La formación se aleja de la Universidad.
- La Universidad continuará teniendo espacios y científicos, con las otras dos funciones: La investigadora y la tercera misión de fomento del desarrollo económico del entorno.
- Las Universidades no pueden perder el gran valor de los alumnos y los alumni. Por tanto, sus espacios y sus científicos deben servir para
- Profundizar en la formación, perfeccionando y especializando.
- Impregnar los alumnos de ciencia y tecnología. ¿Cómo? Haciéndolos partícipes de la segunda misión, del proceso investigador. Las Universidades se distinguirán por la calidad e interés de los proyectos de investigación en los que los alumnos puedan participar.
- Canalizar y facilitar la empleabilidad y la creatividad de los alumnos haciéndoles partícipes de la tercera misión: el desarrollo económico del entorno. Las universidades se distinguirán por su capacidad de desarrollar la creatividad, la innovación y la capacidad de disrupción de sus alumnos. Además, en concreto, por su capacidad de encontrar buenos empleos a sus alumnos y/o por ayudarles a crear empresas startups y hacerlas crecer.
Audrestch[2] se refiere a:
- La Universidad Emprendedora (que es la que buscábamos en 1999)
- La Universidad para una sociedad emprendedora (que es la que nos espera para el futuro)
Afirma que: The entrepreneurial university leaves the core Humboldt disciplines and research areas untouched, as well as all other parts of the universities that are not engaged in generating knowledge that might have a commercial application. Thus, something of a dichotomy emerges for the entrepreneurial university with certain parts of the university contributing to the commercialization mission while other parts alienated or at least not participating in this mission.
By contrast, for the university contributing to the entrepreneurial society, many if not most aspects of the university contribute to the generation of entrepreneurship capital, if not explicitly then through an orientation enhancing and celebrating freedom of inquiry and creativity but also with an awareness these values have beyond the walls of the university.
Por tanto, una Universidad, en lugar de aulas, deberá tener laboratorios, talleres, coworkings, fablabs, empresas y proyectos en los que los alumnos (todos los alumnos) pongan en práctica aquello que aprendan en los correspondientes moocs o pastillas de formación. Por otra parte, la Universidad deberá ayudar a encontrar trabajo a (todos) esos alumnos o bien les ayudará a crear sus propias empresas basadas en su creatividad. Este tipo de Universidad contribuirá a la aceleración del ritmo de cambio tecnológico.
[1] Online learning taught by robots could be widespread by 2030. Ideas Reporter, Business Insider (www.weforum.org)
[2] From the entrepreneurial university to the university for the entrepreneurial society. Technol Transf (2014) 39:313–321