Nirvanic Technologies

Estamos cerca de tener pruebas irrefutables de que la vida no es algo único de nuestro planeta, sino que es un manto que se extiende por el universo, que surge (según muchas teorías sobre el origen de la vida) desde otro manto, el de la materia inorgánica, y se sustenta y relaciona con él.

Estamos asimismo próximos a poner el pie en Marte. Y de poder hablar con los animales. También de comunicarnos entre nosotros mentalmente, sin necesidad de hablar. Además, la humanidad desarrolla aceleradamente tecnología que nos permite pensar en una próxima inteligencia artificial real.

Todo esto está a la vuelta de la esquina. Pero, nos falta aún mucho por conocer, de bastantes cosas. Por ejemplo, no tenemos del todo claro dónde se genera nuestra consciencia (recordemos que consciencia e inteligencia no son lo mismo). Se trabaja con ahínco para resolver este reto y responder a esa pregunta. Ello se hace usando múltiples enfoques y teorías científicas.

Algunas de ellas se relacionan con la cuántica. En concreto, con los típicos eventos cuánticos (la superposición y el entrelazamiento) que ocurren a pequeña escala. Este grupo de teorías no creen en la consciencia como una propiedad emergente, resultante de las interacciones que se dan entre las neuronas de nuestro cerebro.

Es otro grupo de teorías las que asumen eso, que la consciencia emerge, como un paso más, casi inevitable, de la mayor complejidad cerebral de ciertos seres vivos. Y esa complejidad cerebral (la humana, en concreto) se define por la mayor cantidad y viveza de nuestras conexiones neuronales. Según este grupo de teorías, sería posible que “emergiese” consciencia de una inteligencia artificial, similar a las actuales (que tratan de replicar el funcionamiento de nuestras conexiones cerebrales) pero evolucionada.

Vuelvo a las primeras, a las teorías cuánticas. Como decía, éstas, al asumir que la consciencia se genera en fenómenos físicos (y no en las conexiones) no creen que sea posible “generar” consciencia en los sistemas actuales de inteligencia artificial.

Hay una intensa lucha entre esos distintos puntos de vista. De momento, parece lejos de resolverse la controversia. Falta mucho trabajo científico por hacer.

Si estáis interesados en profundizar en las diversas teorías y en el trabajo de investigación que se está haciendo en este campo de la consciencia, os recomiendo este artículo: A landscape of consciousness: Toward a taxonomy of explanations and implications, de Robert Lawrence Kuhn. A pesar de publicar este trabajo en una revista científica de prestigio, Robert no es un investigador al uso. Nacido en 1944, es un financiero, autor, productor de televisión, columnista y comentarista. Un intelectual.

Pero, vayamos a la diana de mi post: ¡Hay ya startups trabajando en este campo y que creen que es posible desarrollar consciencia artificial desde una visión cuántica!

Hablo de Nirvanic Consciousness Technologies, fundada por Suzanne Gildert en Canadá. Ella tiene un doctorado en física cuántica por la Universidad de Birmingham, en el Reino Unido. Suzanne tiene experiencia en computación cuántica, gracias a su trabajo en D-Wave Systems, empresa líder en computación cuántica, donde creó y adaptó algoritmos de IA. Antes de Nirvanic, cofundó Sanctuary AI (que desarrollaba inteligencia similar a la humana en robots de uso general) y Kindred AI, orientada a robots industriales inteligentes. Ocado adquirió Kindred AI por más de 300 millones de dólares.

Nirvanic explica lo siguiente en su web:

  • Los modelos tradicionales de la neurociencia sugieren que todos los pensamientos, la conciencia y las acciones surgen de neuronas que se activan siguiendo patrones similares a códigos binarios, representados de forma abstracta como ceros y unos. En cambio, la conciencia cuántica propone que el cerebro realiza formas adicionales de biocomputación, aprovechando propiedades cuánticas como la superposición, el entrelazamiento y la medición. Estas propiedades permiten al cerebro crear y procesar estados de información complejos de maneras que los modelos clásicos no pueden explicar.
  • Nirvanic cree que nuestra experiencia consciente se alinea bien con las propiedades clave de la mecánica cuántica: entrelazamiento, superposición y medición. Nuestro enfoque es utilizar estas propiedades, con computadoras cuánticas, para crear sistemas de inteligencia artificial conscientes y agentes que estén alineados con los valores humanos.
  • El entrelazamiento es una propiedad cuántica que puede ayudar a abordar el “problema vinculante” (binding problem) de la conciencia: cómo una enorme multitud de señales dispares provenientes de toda la mente y el cuerpo se entrelazan en una única experiencia holística.
  • Cuando un sistema cuántico está en superposición, tiene la extraña capacidad de estar en múltiples estados al mismo tiempo. Si bien no comprendemos completamente por qué sucede a un nivel fundamental, podemos predecir y usar la superposición de manera efectiva en la computación. De modo que, en lugar de representar la información, por ejemplo, como neuronas que se activan o no (o ceros y unos en una computadora digital tradicional), la información cuántica puede representar estados binarios simultáneamente. La superposición es lo que otorga a las computadoras cuánticas la tan celebrada ventaja de velocidad sobre las computadoras convencionales. La superposición también puede ser la forma en que nuestro cerebro hipercomputa una gran multitud de experiencias de vida, contextos relacionales, símbolos e información sensorial para considerar nuevas opciones y consecuencias, todo en una fracción de segundo.
  • La medición cuántica se suma al rompecabezas de la conciencia y puede estar en el centro de nuestro sentimiento de elegir un curso de acción. La medición cuántica es el proceso contraintuitivo por el cual un sistema cuántico, que previamente se encontraba en una superposición de estados, colapsa en un estado definido cuando se lo observa o se interactúa con él. Se hizo famoso gracias al experimento de la doble rendija que mostró cómo las partículas, como los electrones, exhiben interferencias de tipo ondulatorio cuando no se las observa, pero se comportan como partículas con trayectorias definidas cuando sí se las observa. Nuestro sentimiento de libre albedrío puede ser nuestra mente haciendo una “medición” de nuestro sistema cuántico, dando como resultado una acción definida

¡El futuro se presenta apasionante!